Si distraemos a un pequeño que llora no lo estaremos ayudando a conectarse con todas sus emociones más profundas. Le estaremos expresando en cierta medida que sus sentimientos no importan, no existen o no son aceptados.
En cambio si logramos reconocer el dolor del pequeño, lo mentalizaremos, observando al niño a sus ojos y diciéndole que sabemos a la perfección cómo se siente. Abrazarlo y brindarle mucho amor, le ayudará a desarrollar toda su capacidad de pensamiento en sus experiencias emocionales.
El llanto de los bebés
Los primeros llantos de un recién nacido suelen ser música para los oídos de los padres. Pero en las próximas semanas y meses, este sonido puede convertirse en un sonido chirriante y doloroso. Esto es especialmente cierto cuando todos los intentos fallan para detener el llanto.
Sorprendentemente, es posible que el llanto no produzca lágrimas hasta después del primer o segundo mes. El llanto es la forma en que los bebés se comunican. Los bebés lloran por hambre, incomodidad, frustración, cansancio e incluso soledad. A veces, los llantos pueden ser fácilmente respondidos con abrazos, comida o con un cambio de pañal. Otras veces, puede ser un misterio y el llanto se detiene tan rápido como comienza.
El pequeño poco a poco se irá convirtiendo en un individuo más valiente, amoroso y potente. Llorar no es una tragedia para el pequeño si conoce que cuando llora habrá alguien que comprenderá como se siente y que lo consuele. Será la mejor experiencia, ya que finalmente internaliza a una figura que lo conforta. Llevará internamente a una mamá que acoge todas sus emociones.
¿Por qué lloran los bebés?
Es lógico que cualquier bebé va a llorar y va a desear estar siempre junto a su mamá. Si le cantamos, lo abrazamos y le hablamos mucho, él sabrá que va a ser consolado, llorará cada vez menos y gradualmente irá aprendiendo a está bien estar solo.
Siempre tendrá la experiencia de una mamá que lo comprende y lo conforta. En cambio si el pequeño llora un largo rato y no lo consuelan, parará de llorar porque se rinde. No resulta una buena señal. Medir el tiempo para ir a consolar a un pequeño, no hace que se sienta más seguro, lo pondrá siempre a la defensiva.